Las exportaciones de combustibles y energía durante enero y febrero sumaron US$ 1.757 millones, lo que permitió alcanzar un saldo comercial positivo de US$ 1.321 millones. Así lo informó la Secretaría de Energía, según datos difundidos por la agencia Noticias Argentinas, que destacó que “el sector energético sigue siendo uno de los motores del crecimiento económico”.
Según el informe oficial, las exportaciones registradas implican un incremento del 20% en comparación con el mismo período de 2024. El petróleo lideró las ventas externas, representando el 57% del total, con ingresos por US$ 1.006 millones.
El aumento fue impulsado, principalmente, por mayores despachos de crudo, que sumaron US$ 300 millones extra. En detalle, las exportaciones de aceites crudos de petróleo escalaron un 42,6% frente al primer bimestre del año pasado.
Detrás del impulso exportador aparece el desempeño de Vaca Muerta y el autoabastecimiento alcanzado tras la puesta en marcha del Gasoducto Perito Francisco Moreno (ex Néstor Kirchner), que comenzó a operar en 2023 y permitió ampliar el superávit energético.
También influyó el freno que registró la actividad industrial durante buena parte de 2024, lo que redujo la necesidad de importar energía para abastecer la demanda local.
El saldo positivo no se verá afectado por el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la suba generalizada de aranceles a las importaciones. La administración norteamericana aclaró que el petróleo quedará exento, y justamente ese fue el principal producto exportado por Argentina hacia ese país en 2024, con envíos por casi US$ 2.000 millones.
En abril, además, se produjo un hecho inédito: por primera vez, Argentina comenzó a exportar gas a Brasil utilizando la infraestructura de Bolivia. El gas de Vaca Muerta cruzó territorio boliviano para abastecer al mercado brasileño, en un contexto de declino de los yacimientos del país vecino, que durante años fue el principal proveedor regional.
La reversión del Gasoducto Norte fue clave para ese hito. Esa obra estratégica invirtió el sentido del flujo, que hasta ahora transportaba gas boliviano hacia el norte argentino. Hoy, el gas fluye desde la Cuenca Neuquina, al sur, con destino final en Brasil.
