Nucleoeléctrica Argentina culminó una de las primeras etapas del proyecto de extensión de vida de la central nuclear Atucha I. El vaciado completo del reactor, realizado el pasado 2 de febrero tras 126 días de trabajo, habilita nuevas tareas de mantenimiento que permitirán una operación más segura y eficiente. Este proyecto, que incluye la prolongación de la vida útil de Atucha I y la construcción de un nuevo almacenamiento para los elementos combustibles gastados de Atucha II, tiene una inversión estimada de US$ 673 millones y una duración de 30 meses.
Durante este proceso, se retiraron los 241 elementos combustibles, que fueron trasladados a la pileta de enfriamiento dentro de la zona radiológicamente controlada. Cada elemento, de 5,3 metros de largo, fue retirado a un promedio de 1,9 unidades por día. Esta tarea prepara el camino para la descontaminación del circuito primario del reactor, que será llevada a cabo por la empresa francesa Framatome. La llegada de los técnicos de Framatome está prevista para los próximos días, con el inicio de los trabajos programado para el 1 de marzo.
En paralelo, continúan las obras de ampliación del acceso a la zona radiológicamente controlada, lo que facilitará el trabajo del personal durante las fases más intensivas del proyecto.
Mejoras a largo plazo Atucha I, que dejó de operar el 29 de septiembre tras completar su primer ciclo de 50 años, afronta ahora una serie de mejoras destinadas a asegurar su funcionamiento a largo plazo. El proyecto incluye 41 tareas obligatorias, bajo la supervisión de la Autoridad Regulatoria Nuclear, y 251 subproyectos para mejorar su eficiencia. Hasta el momento, 78 de estos subproyectos ya han sido completados.
Entre las mejoras que se implementarán destaca la extensión del intervalo entre paradas de mantenimiento, que se espera pase de 12 a 18 meses. Esto contribuirá a reducir la demanda sobre los sistemas de seguridad, además de mejorar la continuidad operativa y aumentar el factor de carga de la planta, que se proyecta en un 88% al finalizar el proyecto.
El conjunto de tareas, que también incluye el almacenamiento en seco de elementos combustibles gastados en Atucha II, representa una inversión significativa para garantizar el futuro de la energía nuclear en el país.
