El sector agroindustrial liquidó en enero más de US$ 2.073 millones, lo que significó un incremento del 36% respecto al mismo mes de 2023 y un 5% más que en diciembre.
Así lo informaron la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan casi la mitad de las exportaciones argentinas.
El ingreso de divisas estuvo impulsado por la comercialización de granos, la entrega a puerto de la cosecha de trigo y cebada, y un sostenido ritmo de molienda de soja para la exportación de harina y aceite.
Sin embargo, los precios internacionales no acompañaron la mejora productiva, lo que limitó el impacto positivo en los valores anuales.
La liquidación de divisas es clave para garantizar la compra de granos al mejor precio posible y está directamente vinculada a la exportación, ya sea como grano sin procesar o productos industrializados.
El flujo de ingresos se anticipa a la exportación en 30 días para los granos y hasta 90 días para aceites y harinas proteicas, dependiendo del ciclo comercial y otros factores como la campaña agrícola y el tipo de grano.
Las comparaciones estadísticas entre períodos pueden ser imprecisas, ya que la liquidación responde a múltiples factores externos: precios internacionales, oferta, calidad de las cosechas, clima, feriados, conflictos sindicales, regulaciones y barreras comerciales.
Durante 2023, el complejo oleaginoso-cerealero—incluyendo biodiésel y derivados—aportó el 50,1% de las exportaciones del país. El principal producto exportado fue la harina de soja (12% del total), seguido por el maíz (11%) y el aceite de soja (6,9%), según datos del INDEC.
A pesar de su relevancia, el sector opera con una capacidad ociosa del 70%, lo que evidencia un margen de crecimiento significativo para la agroindustria argentina.
